dilluns, de gener 29, 2007

La noche puede ser maravillosa/Un chupito de ginebra

Una vez que uno empieza, no puede parar...
Empecemos por lo que uno entiende con salir por ahi: quedar con un grupo de gente con la que se junta para realizar actividades diversas, tales como beber (la principal), comer, hablar, cantar, bailar -esto reservado a mujeres que salen a bailar y hombres que salen a bailar, mucho mas escasos los segundos- y hacer el vandalo de manera mas o menos evidente.
Bueno, pues el viernes sali con mi hermano. Era su cumpleaños y ademas hacia dias que no salia por ahicon el, y la verdad que lo añoraba. Así que fuimos al Cavas de la calle Bretón. Para los abstemios o los de fuera de Zaragoza: garito clásico donde los haya, en el que a unos precios cada vez menos asequibles y con una media de edad en preocupante descenso -o al menos eso me parece a mi, asi que eso va a ser cosa de mi edad-, te ponen unos elegantes pozales de cinco litros rellenos de mezclas variadas. Agua de Valencia en el caso que nos ocupa. De modo y manera que nos ponemos lindos, bien lindos. Cojemos tres taxis y bajamos hasta el Casco; probamos primero en el Jardín del Temple; interesante estilo pseudo-modernista (es la peste esto de parar ultimamente con tanta gente de Historia del Arte), musica acpetable y ni Dios. Un colega de mi hermano me invita a un chupito de ginebra y, aun no se el porqué, acepto. Nauseas durante veinte minutos, cachondeo sobre nuestras caras.
Viendo el escaso exito del garito, cambiamos a la Botica; la misma clientela, la misma musica, pero como es la tercera parte que el anterior, resulta menos patetico, al menos para mi. Lo digo porque para el cabron del colega de mi hermano que me ha invitado al chupito de ginebra (o era ron blanco) el bar es un fracaso y deberiamos ir a otro sitio. Primero me cabreo, y manipulo sutilmente a mi hermano para que nos quedemos, y una vez hecho esto, empiezo a darle vueltas a las teorias de un colega sobre los grupos y colectivos virtuales y a las redes de cibernomadismo, y me planteo si la ocupación de bares como forma de apropiación del espacio publico, asociado a fenomenos de nomadismo grupal nocturno no es un precedente de este cibernomadismo. En esto estoy cuando me doy cuenta de que hace ya un rato que he acabado de mear, y es entonces cuando de verdad me cago en el chupito de ginebra (o sería tequila blanco), me lavo las manos, me refresco la cara y voy de vuelta con el grupo. Otra cerveza.
En lo que la estoy pidiendo, agarro una banqueta, se acercan mi hermano, la novia y una amiga. Hablamos de estupideces, nos reimos. Mi hermano y su novia se van; se queda la amiga y empieza el maraton de conversación de barra. Un par de cervezas, saludo a un par de rezagados del cumpleaños, incluida una chavala con unos pechos descomunales -en otras entregas es probable que la chica en cuestion y sus pechos sean relevantes, por eso la presento ahora-, y vuelvo a la banqueta. Se empieza a insinuar la posibilidad de cambiar de garito. Confirmado. Otra cerveza mas. Dejamos las banquetas y empezamos a hacer el ganso. Se podria decir que bailamos, pero seria mentir (bien lo sabeis los que me conoceis), cantamos y nos emocionamos con los Guns. Hay cosas peores con que emocionarse: el que me ha invitado al chupito de ginebra (¿o era brandy blanco?) se emociona con Alaska. Volvemos al Jardin. La diferencia entre un bar que mola y otro que no es que en el que mola no puedes colgar la chaqueta, moverte ni pedir en la barra.
Por suerte, no es que mole demasiado el Jardin, solo a medias, aunque basta para que cuando nos ponemos a hacer el imbecil con escas, riguis y otras cosas que no se escribir, o que no merecen ser llamadas con el nombre original -malditos Seguridad Social y maldito comerranas-, metamos algun empujon de buen rollo. Pero estoy cansado. Son las cuatro. Hasta y media, no puedes ser tan blando. Pues hasta y media. A y media les digo que me voy fijo. La amiga de mi hermano con la que he estado una hora hablando en la barra del otro garito me dice que si compartimos taxi. Me siento menos nenaza. Huir o luchar, ¿no era eso? Pues yo huyo, pero a tiempo. Me cago en el chupito de ginebra (era ginebra, fijo) por enesima vez y bendigo las banquetas.
Total, que llego a casa tras tener incluso un atasco; no es ironía ni metafora: en Zaragoza ya te puedes encontrar un atasco a las cinco menos cuarto. Esto es América, chavales, New York lo menos, ya podeis vivir el sueño americano en la parte trasera de un Skoda por 10 € la carrera. En cualquier caso, lo que cuenta y lo que queria demostrar es lo sencillo que es salir por ahi, y que eso te reconforte de una manera muy sencilla y a un modico precio. Pese a la ginebra.
C., esta historieta ira cuando este revisada a Coderas con Cerveza; si la quieres ya, sin problema...

3 Comments:

Blogger Acidvent said...

Caramba, se me saltan las lagrimotas al recordar los pozales que nos bebiamos al sprint cuando fuimos los mejores.
A lo que iba, a tu edad, me sorprende que un lechón te cuele por la garganta un chupito de ginebra. Los británicos inventaron la ginebra para rebajar el sabor de la tónica, nunca para consumirla a secas, por mucho que en la botella diga "dry gin"

4:04 p. m.  
Blogger El Desierto said...

Que maravilla, di que si...

La explicacion del chupito de ginebra es tan sencilla como que veniamos del cavas, y la percepcion de la realidad y el riesgo se distorsiona

11:23 a. m.  
Anonymous Gin Tonic said...

Dependiendo de qué ginebra sea claro que puede sentar mal. Es una bebida fuerte y muy especiada procedente del enebro.

12:45 p. m.  

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