dimarts, de setembre 06, 2005

Hora de cierre

Es hora de cierre, los parpados se vencen sobre sus propias espaldas. Ya no tengo miedos, ni futuro ni pasado. Solo una larga noche, cada segundo mas escasa, para descansar. Para mecerme en esa tierra sin tiempo que a todos nos espera y que todos conocemos. Alli te esperare. No creo que tenga más razones para mantenerme en vela a estas horas que la pura inercia de no dejar resquicios para la locura, de no sentirme amenazado por lo que una mente enfurecida sea capaz de reprochar en sueños a mi consciencia.
Dije que era hora de cierre. Ahora lo dudo; no que lo dijera -aun me mantego suficientemente consciente, creo-, sino que ese concepto siga existiendo. Antes los hombres y mujeres soñaban junto a los pajaros, los arboles, el sol y la luna. Hoy, el ritmo de los neutrones en no se que mineral determina la duración del sueño. Las caras de sueño son tan solo un indicador falible de la hora. El sol no es mas que una baratija, un camafeo de oro que adorna la mitad de nuestros días. Animales no los vi, como nunca antes nadie vio palmeras en Zaragoza, y sin embargo ahi están.
Los días se han transformado en convenciones, como el ir vestidos en verano por la calle. Quedaría tremendamente feo y descortes decir que ya no crees en los días, que es algo obsoleto y burgués. Peor aun, chabacano, paleto. Algo tan desagradable como lucir el pleno de la genitalidad en un autobus. Los dias son, en esta epoca, apenas leves instersticios entre unos y otros momentos orquestados por hosteleros y comerciantes en que encienden luces por las calles y ponen virtuales armas en manos de los hij@s, novi@s, etc. obligando al resto del mundo a celebrar, comprar, hipotecar, bailar, beber, viajar y toda una serie similar de acciones engorrosas y, sobre todo, muy personales.
Aragón no tiene en ese sentido dias propiamente dichos. Son mas apropiadamente resacas entre una y otra fecha. Aproxiamdamente cada 3/4 de ciclo lunar (por utilizar una expresión que, al contrario de dia, no este desvirtuada), este pais conoce una gran celebración con tintes orgiasticos, y de variada naturaleza, que le lleva a un estado comatoso el cual, a excepción de leves repuntes, se mantiene hasta la siguiente explosión publica.
El hermano nº1, Pol Poth, vislumbro la eficacia de todas estas medidas de destrucción del orden burgues. La ejecución de personas que llevaban gafas obedecia a un impulso muy similar a toda esta aniquilación del tiempo tradicional. Madrugar es contrarrevolucionario. Dormir por la noche es contrarrevolucionario. Mirar el reloj es contrarrevolucionario. Ayer, hoy y mañana son contrarrevolucionarios. Solo cuenta, a partir de esta decima de segundo, el 11-S.
Salud.